Ser emprendedor/a no es fácil. Cuando decidimos no tener jefe, un sueldo fijo, un aguinaldo, obra social, vacaciones según la antigüedad, horarios para almorzar, jornadas de trabajo estables, tareas asignadas, ni días completamente libres; asumimos una gran responsabilidad.
Y -tarde o temprano- caemos en la trampa de creer que debemos trabajar más de 10 horas al día, estar 100% ocupados, saltearnos el almuerzo u olvidarnos de la siesta (eso que tanto deseábamos cuando trabajábamos en relación de dependencia). Con ese ritmo de vida nos empezamos a sentir desbordados, inútiles, improductivos, cansados. Haciendo miles de cosas a la vez, sin prestar atención, equivocándonos más de la cuenta, pensando si valió la pena arriesgarnos y encarar un proyecto propio.
Para evitar eso es necesario organizarnos y utilizar de manera correcta el tiempo (un recurso no renovable, limitado y muy valioso).
El Timeboxing es una técnica diseñada justamente para optimizar el uso del tiempo y ser más eficientes. Consiste en enfocarnos en una tarea específica, por un periodo de tiempo determinado, evitando interrupciones. Cuando el tiempo se acaba, tenemos que evaluar los resultados.
La idea es:
Realizar una sola tarea, por orden de prioridad (diferenciando lo urgente de lo importante), por equis cantidad de tiempo (es clave calcular honestamente cuánto tiempo necesitamos para realizar cada tarea).
Evitar distracciones. Alejar el celular o silenciar notificaciones. Si estamos trabajando en la compu, cerrar todas las ventanas innecesarias.
Tomar pequeños recreos. Las pausas son obligatorias. Aprovechar los descansos para comer, tomar aire puro, caminar, estirar el cuerpo, desconectarnos.
Tachar la tarea realizada al finalizarla (¿hay algo más satisfactorio que eso?) y continuar con otra.
Podemos llevar el paso a paso en una agenda, en un calendario digital o utilizar alguna aplicación. Así, vamos a trabajar de manera consciente y con límites autoimpuestos para lograr nuestro propósito. Administrando el tiempo y aumentando la productividad. Haciendo mejor eso que hacemos y sintiéndonos conformes al final del día.